miércoles, 11 de marzo de 2020

Fantasía 40


Esta vieja costumbre de soñar y de repetir frases inventadas, hace varios años atrás lo aprendí.
Observando las manos de mi madre tejerme historias, construirme castillos.
Eran tiempos bonitos, dónde ver al sol y las estrellas decoraban con gracia, fantasías.
Escribir con los dedos rojos y la cabeza llena de pájaros, era un privilegio.
Ver al abuelo sentado en su sillón, llamándome a la lectura del día
Y apenas balbuceaba aquellos cuentos, aquellas historias de filosofía
La interrogante era saber de qué estrella había llegado,
¡Qué palpitares, dulces y mágicos!, es que te recuerdo como ayer.
Y es que nunca mi alma descansa cada vez que te escribo, tengo que inventarte.



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