miércoles, 7 de enero de 2009

Gitanos en el camino


Gitanos en el camino con las suelas gastadas. Uno tras otro a caballo uno tras otro detrás. Van delineando en sus ojos, árboles rojos que sangran con el sol al irse la mañana, el arribo a otro lugar.

Descifrando las palmas de unas manos gadyê, bellas mujeres gitanas ven el futuro, claridad oscura, y unas monedas de cobre a sus faldas lentamente se guardan. Los hombres las siguen como queriendo saber que hay más allá de sus ojos, tan profunda mirada, ¡que cristales ajenos pudieran verse en ellos caer!

Manantiales y ríos, lugares cercanos a lagos, agua para saciarse la sed, lavan sus cuerpos delgaos, fijos y bellos solares que iluminan mi cráneo, un recuerdo cantao que un hombre viejo cantó. Ojos azules piel rosa, ¡Oh fino cuerpo que danza!, mi compás desterrao, di que voy, di que voy.

Ojos profundos e inmensos como esta noche que aparta, ojos, cabezas y hombros hacia otra constelación ¿quisiera saber dónde estás? Y acostarme parado, retratar los reflejos que han bañao de oro, tu sonrisa y tu olor.

Dios de manos pesadas, orejitas de dulce, tú que libras batallas, pequeña niña piel clara. Gitanita sonriente, ¿seguirás a papá?, ya la luna se ha ido con su reflejo partió, donde irás, donde irás.

Loco y rugiente me enjaulo, perteneciente a la nada, escuchando el canto alegre de la niña bailante. Con las orugas despierto, de amarillo y naranja, payaso moderno que ha visto, lo que nadie verá. Monos cacos rodando, cacos negros y sucios, para que algunos ajenos digan que ladrón me parieron, rodar y largo a robar, injustos insultos que así reproducen la envidia por no ver las estrellas ni hablar con Venus de amor.

Cuerpo negro, me alegro, piel clara así sea, más allá de esta sombra, huesos y huesos, descansan en el osario infinito para brillar toda loca, toda ida y sincera, una mujer en mi cama a la que amo llorar.

Di que vuelvo y me voy, di que vienes y vas, yo soy el que crea esta constelación de extrañezas, el Plutón de la espada, de una galaxia de fresa que nadie saborea, y se logra tragar. Yo el creador, tierra y agua, fiel ateo, gran gitano que de aquí y hacia allá, que más tarde a otrora, largará, largará.

Gran morral en la espalda, cara lisa y pies suaves, sígueme negro del alma, ya te llevo conmigo, vamos ya andar.

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