lunes, 9 de noviembre de 2009

El Piojoso y El Matapiojos


Arrancándose los pelos y rascándose furioso
las liendres le cuelgan por la cara y le tapan los ojos
el piojoso se alegra y sonríe embriagado se siente en incorpóreas figuras
y es que el sol que calienta el verano, le revienta los huevos dorados
de la corona a la sien, piojo a piojo le andan chupando la cabeza
formándole los parásitos, un desmelindre asqueroso
que muestran al sucio sublime
Delgado su cuerpo y sus manos huesudas, revelan en claridad
en el demonio azulado la epidemia avanzada
y es como si el paisaje y la lluvia, bendijeran de gracia al místico salvaje
Pues desde algún lugar, un brillo especial le torna el cráneo de rey.

Vagabundo y fullero, joven escandaloso y callado
Un payaso bailarín mueve su corazón bufón
Yendo por las calles que pisa, la mierda al lado de sus plantas
Lujuriosa adorna su alma que va guardando del camino
flores encarnadas y veneno de serpientes exóticas.
Tan corrompido de belleza se tiene que los espejos suelen engañarlo
busca que busca entretanto, el matapiojos encuentra
y es como si Dios y hombre le hablaran en Uno
rompe en llanto y una luz en sus hombros
lo ha reconocido así mismo en su reino
calma la picazón y limpia su cabellera clara
golpe a golpe, cabeza con cabeza achichonada
hombre y ser se adormilan de fulgores declarando
“Seamos tú y yo, los que aborrecen y penan las estúpidas creencias”
Y vi en ellos desde mi ventana en lejanía,
Que el mar obsequiaba sus aguas a esos dos veneradores de otra trilogía
“Beato, loco y puto, una trinidad los erigía con manos hambrientas”
Piojoso y matapiojos, veneno y antídoto
Tirando aquí y allá de una materia y un espíritu singular.
André Ivre – La Mano Torcida 2009