domingo, 7 de junio de 2009

Libertinaje


Atestiguado en la tierra del nunca jamás, benévolo junto a la muerte estuve. Oh las púas, el corazón sangriento que triste destino percibí. Indigno un sueño me confirmaba: el amor existe en el cielo, la muerte angelical nos eleva, estando bajo tierra enterrado a tres pies.
Muy a menudo, quimeras adormecían de fantasías en levito. Un pasado rostro aparecía y volvía a desaparecer. Pertenecí a otro pensar, libre y lejano sin cadenas a los pies, fui otro a decir verdad, lo sentí. Confieso, vehemente me entregué al amor temporal de una noche. Ni nombre supe de los amantes que tuve, ni deseé saberlos siquiera curiosamente.
Desligado de la materia, Plotino en la lectura proponía mi catarsis, ¿que divinidad podría hacerme declinar? Supongo que esa vez perdí el sentido, y no supe lo que hice hasta hacerlo.
Cuervos golpeaban mi ventana, uno entre tantos atravesó el vidrio, en mi almohada sus plumas cayeron. Calmo y mudo, lo vi posarse en mi hombro, y comer de mis ojos sin bramar del dolor. Ya sin ojos, no podía ver lo que hacia. Una voz salía de su pico y entraba en mis orejas. Haz caso esta vez, escrito está.
Morirás siendo bestia, animal monstruoso sin rama donde posar.
Andre Ivre (Flores Carnívoras 2009)

1 comentario: