viernes, 23 de enero de 2009

El muerto mar


Muerto mar y el hombre blanco, ondean su cara limpia y tersa en mi frente. El pequeño intruso que de un lado, mira lo alto de las olas secas y las aves tragarse entre ellas. Se agarra los hombros y fotografía su imagen. El hombre blanco sonríe pálido y fresco con gafas oscuras, cubierto. El viento que es fuerte lo toma en sus brazos, y lo observo irse por ese camino estrecho aclamando a una niña. Ya cerca la niña lo ve mecer su cabeza, le pide dulces y helados, van por ahí haciendo sus travesuras, como si yo fuera ella y él fueras tú, el amor se ha hecho un lecho de olas, los peces salvajes murieron y nos alimentamos el hambre.

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