viernes, 23 de enero de 2009

Época de sol


El oro de nuestras costas, ¡luz de vida¡ suplica violento y amado. Esta tarde los trigos en el campo lejano, brillan el cráneo negro del brujo. El menos conocido me ha tomado de la mano y acelerando mi corazón, ese monstruo interno sopló en mi boca. Palomas revoletearon encima y las gentes que en pluralidad no existen, a paso apresurado subían a los carros, atestados hasta la puerta, colgados como monitos de ramas apunto de caer. Son mi burla y mi felicidad, alegre sonrisa que pinto con gracia seductora. Esos carros y esos monos son lo que suelo ver y me ven. Es el camino de todas las mañanas, y más llegada la tarde, el camino de vuelta a casa. Mirando palomas y gallinazos, postes apagados y encendidos y un puente de lucecitas-árbol de navidad. Lima, es el paraíso olvidado y amado de los basureros y la basura. Hoy luce para mí, más infernal, y compasivo, es un mendigo amable, una mujer cariñosa y un pirañita que lava mis botas ¡ brillo en el sol¡.

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